jueves, 21 de mayo de 2020

40) Santa Teresa de Calcuta



SANTA TERESA DE CALCUTA 





Agnes Gonxha Bojaxhiu Ganxhe, nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, capital de Macedonia. Con 12 años le oyó decir a un jesuita, misionero en la India, “que cada uno debe seguir su propio camino en la vida”. Percibió en ese momento la inquietud de entregarse al servicio de los demás, de hacerse misionera. A los 18 años sintió más fuerte ese deseo y el jesuita le habló de unas monjas irlandesas establecidas en la India, las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto. Desde su Albania natal se desplazó a Irlanda y decidieron enviarla a la India para hacer el noviciado. Embarcó rumbo a Bengala y después de 37 días en alta mar llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929. Comenzó a estudiar y cuando llegó la hora de profesar por primera vez, el 24 de mayo de 1931, eligió el nombre de Teresa, “por la pequeña Santa Teresa de Lisieux”

El mes de septiembre de 1946, la Madre Teresa, fue a un retiro a Darjeeling, un pueblo ubicado a los pies del Himalaya. Durante el viaje en el tren, el martes 10 de septiembre: “Dios me hizo para saciar la sed de Jesús sirviéndole en los más pobres de los pobres”. A partir de ese día y hasta la mitad del año siguiente recibió muchas locuciones interiores procedentes de Jesucristo, según lo identificó ella misma. 

A continuación, se extractan algunas locuciones significativas que se dieron durante esos meses de 1946-1947 y que reorientaron el trabajo religioso de la madre:

“Te has hecho mi esposa por amor a Mí, has venido a la India por Mí. La sed que tenías de almas te trajo tan lejos. ¿Tienes miedo a dar un nuevo paso por tu Esposo? ¿Por Mí, por las almas? ¿Se ha enfriado tu generosidad? ¿Soy secundario para ti? Tú no moriste por las almas, por eso no te importa lo que suceda. Tu corazón nunca estuvo ahogado en el dolor como lo estuvo el de Mi Madre. Ambos nos dimos totalmente por las almas. ¿Y tú? Tienes miedo de perder tu vocación, de convertirte en seglar, de faltar a la perseverancia. No, tu vocación es amar y sufrir y salvar almas y dando este paso cumplirás el deseo de Mi Corazón para ti. Esa es tu vocación.”

El 8 de agosto de 1948 le llegó la autorización de Roma para que la Madre Teresa dejara el convento de Loreto por un año y comenzara su nueva misión. Después de prepararse como enfermera y hacer un retiro espiritual, el 21 de diciembre de ese mismo año fue por primera vez a los barrios marginados como una Misionera de la Caridad. El 19 de marzo de 1949 se le unió en el trabajo, Shubashini Das, la futura hermana Agnes y al año siguiente, en marzo de 1950 pidió al Papa Pío XII se aprobación para la nueva Congregación Religiosa como Instituto Diocesano y el 7 de octubre de 1950, con el permiso de la Santa Sede, monseñor Périer estableció oficialmente la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Caridad. La aprobación oficial sería el 1 de febrero de 1965, bajo el pontificado de Pablo VI 





Al hablar del espíritu de su congregación como una expresión de una donación total a Dios expresaba:

“El amor verdadero es entrega. Cuanto más amamos, más nos entregamos. Si verdaderamente amamos a las almas, debemos estar dispuestas a ocupar su lugar, a tomar sobre nosotros sus pecados y afrontar la ira de Dios. Sólo así nos convertimos en instrumentos suyos y hacemos de ellas nuestro fin. Debemos ser holocaustos vivientes, ya que el mundo nos necesita como tales. Ya que al dar lo poco que poseemos, lo damos todo y no hay límite al amor que nos impulsa dar. Darse completamente a Dios es ser Su Víctima, la víctima de Su amor rechazado, el amor por el que el Corazón de Dios ame tanto a los hombres.”

Se refería a su experiencia con Cristo con algunas de estas expresiones:

“He debido estar muy llena de mí misma todos estos años, ya que Dios se está tomando tanto tiempo en vaciarme. Espero que un día, cuando esté completamente vacía, Él venga”

La vida de la Madre Teresa no ha sido fácil. Vivir al lado de tanta pobreza, tanto sufrimiento y tanta muerte, le ha hecho dudar en muchas ocasiones, pero ha continuado siempre al lado de los más necesitados.

Ha tenido múltiples reconocimientos a lo largo de su vida: el Padna Shri, el Premio Fundación Kennedy, el Juan XXIII de la Paz, el Pandit Nehru, la Medalla de Oro de Milán, el Premio Nobel de la Paz, etc. Pero el mayor reconocimiento fue el realizado por los pobres de Calcuta el día de su funeral de estado en septiembre de 1997. Allí demostraron que la vida que ella les había entregado, había merecido la pena y que el amor que ella les había entregado, ellos lo habían multiplicado con creces.

La iglesia la convirtió en Beata en 2003 en el pontificado de Juan Pablo II y ha sido convertida en Santa por el Papa Francisco “que esta incansable trabajadora de la misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión”. Como él dijo el día de su canonización “seguirá siendo para todos la Madre Teresa de Calcuta”





Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición. 
Que mis ojos sonrían diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad. 
Que mi corazón sonría diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos. 
Que mi boca sonría diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos. 
Que mi rostro dé testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.
Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor. 
Amén.


Autor:
Ana Cardozo Coordinadora de la Pj San Miguel Arcángel-Dk8



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