lunes, 4 de mayo de 2020

23) San Roque González



San Roque González de Santa Cruz- El Primer Santo Paraguayo.





Nacido en Asunción, Paraguay, en 1576. Desde joven demostró una gran piedad ya que a los 14 años dirigió una procesión por el bosque en honor a la Eucaristía.


Fue ordenado sacerdote a la edad de 22 años y poco después nombrado párroco de la catedral de Asunción por el Obispo Martín Ignacio de Loyola.

El 9 de mayo de 1609 San Roque entró en la Compañía de Jesús y dos años mas tarde fue nombrado superior de la primera Reducción de Paraguay, San Ignacio Guazú. En la plaza de esta ciudad existe hoy una enorme estatua en su honor.

El deseo de llevar el evangelio a todo el mundo lo animaba a seguir adelante. El 22 de marzo de 1615 fundó una reducción en Itapúa (actual ciudad de argentina de Posadas) la cual pronto se trasladó a la otra orilla del río, en lo que es hoy Encarnación, Paraguay. Por eso se le reconoce como fundador y patrono de ambas ciudades. Otras dos Reducciones fundadas por San Roque González son: Concepción (1619) y Candelaria (1627).

Gran amante de la Virgen María. Con ella conquistaba corazones para Cristo. Por eso le llamaba "conquistadora". Se cuenta que muchas veces con solo levantar el cuadro de la imagen de nuestra Señora, los indios admiraban la belleza de María y sin pronunciar palabras se convertían.

                                                                                El 15 de noviembre de 1628, celebró la Santa Misa cerca de ka´aró (hoy día en Brasil), donde se planeaba una nueva reducción. Allí fue asesinado por un cacique
llamado Nezú. Los asaltantes quemaron su cuerpo pero, milagrosamente, quedó intacto el corazón. Para gran asombro de los asesinos, el corazón del santo les habló haciéndoles ver lo
que habían hecho e invitándoles al arrepentimiento. Este corazón tan lleno del amor divino para todos los hombres, se mantuvo incorrupto. Cinco años mas tarde fue
llevado a Roma junto con el instrumento del martirio: un hacha de piedra.

El corazón de San Roque y el hacha fueron trasladados a Paraguay en 1960 tras una breve estancia en Argentina. Ahora están expuestos en la Capilla de los Mártires en el colegio de Cristo Rey, Asunción, Paraguay. En la misma capilla hay una placa con los nombres de 23 misioneros jesuitas martirizados en la región.

Es de notar que ninguno murió a manos de los indios guaraníes de las Reducciones sino por miembros de otras tribus que no les conocían o de los "paulistas". Estos últimos eran cazadores de esclavos procedentes de San Paulo, Brasil, que tenían a los padres por enemigos por su defensa de los indios.

La visión de San Roque sobre las Reducciones se conserva en una carta a su hermano Francisco: "Nosotros trabajamos por la justicia. Los indios necesitan estar libres de la esclavitud y de la dura servidumbre personal en la que ahora se encuentran. En justicia ellos están exentos de esto por ley natural, divina y humana".

En 1931 Roque de Santa Cruz y sus dos compañeros mártires, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, fueron beatificados.
San Roque fue canonizado por Su Santidad Juan Pablo II en su visita al Paraguay, en la ciudad de Asunción, Mayo de 1988.


Roque González es parte de nuestra epopeya, comparte con Hernandarias una emprendedora, ejemplar época en la cual se programaba una civilización y se proponía como meta el progreso y la luz de la fe; ambas conformando las estructuras físicas y espirituales necesarias para ambientar al hombre sobre la tierra.

 La obra de Roque González en el antiguo Paraguay —hoy confraternidad de cuatro países— es comparable a las misionales de India, China y Japón donde es preponderante la figura de San Francisco Javier, patrono de misiones. El padre José María Blanco en su monumental obra, dice de Roque: “Es el más grande de los misioneros de aquella raza”. Fue en verdad un obrero de Dios; perfecto en todas las virtudes; estaba cerca de la santidad.

 El Dr. Gerónimo Irala Burgos, en su reciente ensayo, que integra el volumen conmemorativo del IV Centenario, expresa esta síntesis de su mística motivación: “Sus tres grandes amores fueron Cristo en la Eucaristía, la Santa Cruz y la Santísima Virgen”. Roque González era un místico, en verdad, de allí que vemos en él una fisonomía superior; se insinúa en él cierta sobrenaturalidad; trasciende su personalidad una excelencia de virtudes teologales, que arrancando del camino de la ascética accede a lo místico. 

Roque González era un místico paraguayo, lo cual en propiedad es decir un místico rioplatense, cuyo destello ejemplar honra a estos cuatro países que lo comprenden; es una estrella en nuestro firmamento. La Gloria de Roque González —dice A. Rolón Medina— es otro de los timbres que el Paraguay exhibe en mérito de los nacidos en su tierra y en prestigio de la estirpe creadora que acuna el corazón de América (1).

Roque González, ha logrado mucho para el Señor y para el bien de nuestros pueblos, es por encima de nuestras fronteras el número integracional; un faro que ilumina el camino y el progreso de nuestra confraternidad americana; pues Roque, como Moisés, es amado de Dios, de los hombres y de los pueblos del nuevo mundo. Roque González amanza, civiliza, vincula, al decir de Justo Pastor Benítez, “y como todo apóstol recorre las tres clásicas estaciones. Vocación, dedicación y martirio”.

La personalidad de Roque González es de tal categoría —dice el presbítero Antonio González Dorado— que se le puede presentar como símbolo vivo y acabado, la síntesis de las virtudes y cualidades más señeras de la generación que le correspondió vivir; es decir, es una antorcha viva en la trayectoria de los pueblos de América, capaz de iluminar la senda prístina de su descollante destino.















Autor: Federico Figueredo-Representante de la Pj de  San Roque González-Dk2
Nominamos a: Edson Villalba-Subcoordinador del Decanato 2 al proximo #Santoschallenge

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