San Pio V, Papa
Santo Papa, profeta, inquisidor y protector de la Santa Misa.
Lema de pontificado:
"Utinam dirigantur viæ meæ ad custodiendas justificationes tuas"
(Oh, para que mis caminos se dirijan a guardar tus justificaciones)
Miguel Ghislieri nació en 1504, en Bosco, en la diócesis de Tortona y tomó el hábito de Santo Domingo a los catorce años, en el convento de Voghera. Fue profesor de filosofía y teología; ejerció los cargos de maestro de novicios y superior de varios conventos. En 1556, fue elegido obispo de Nepi y Sutri y al año siguiente, fue nombrado inquisidor general y cardenal.
Como él lo hacía notar, con cierta ironía, esos cargos eran como grillos con que la Iglesia le ataba los pies para impedirle volver a la paz del claustro. Recorría a pie los pueblos alertando a los fieles de los errores de los evangélicos y luteranos; y oponiéndose fuertemente a todos los que querían atacar nuestra religión. Muchas veces lo quisieron matar, pero él siguió anunciando la verdad.
El Papa heredero de Trento.
El cardenal Ghislieri; fue elegido Papa a los 62 años de edad, sucediendo al Papa Pío IV. Gracias a los esfuerzos de San Carlos de Borromeo, quien apreciaba sinceramente al recto dominico y veía en él; al hombre capaz de llevar adelante con mano firme la reforma tridentina. Tomó el nombre de Pío V en homenaje a su predecesor. Desde el primer momento de su pontificado, puso de manifiesto que estaba decidido a aplicar no sólo la letra, sino también el espíritu del Concilio de Trento.
San Pío V dio inmediatas muestras de su voluntad, poniendo en práctica el nuevo espíritu de auténtica reforma de la Iglesia. En ese entonces, se acostumbraba que al posesionarse del cargo un nuevo Pontífice, se diera un gran banquete a los embajadores y a los jefes políticos y militares de Roma. San Pio V ordenó que todo lo que se iba a gastar en ese banquete se empleara en darles ayudas a los pobres y en llevar remedios para los enfermos más necesitados de los hospitales.
Uno de los primeros decretos del nuevo Pontífice fue, para que los obispos residiesen en sus diócesis y los párrocos en sus parroquias, con pena de severos castigos. San Pío V se ocupó con el mismo celo de purificar la curia; de promulgar leyes contra la prostitución, que de prohibir las corridas de toros.
El cardenal Ghislieri; fue elegido Papa a los 62 años de edad, sucediendo al Papa Pío IV. Gracias a los esfuerzos de San Carlos de Borromeo, quien apreciaba sinceramente al recto dominico y veía en él; al hombre capaz de llevar adelante con mano firme la reforma tridentina. Tomó el nombre de Pío V en homenaje a su predecesor. Desde el primer momento de su pontificado, puso de manifiesto que estaba decidido a aplicar no sólo la letra, sino también el espíritu del Concilio de Trento.
San Pío V dio inmediatas muestras de su voluntad, poniendo en práctica el nuevo espíritu de auténtica reforma de la Iglesia. En ese entonces, se acostumbraba que al posesionarse del cargo un nuevo Pontífice, se diera un gran banquete a los embajadores y a los jefes políticos y militares de Roma. San Pio V ordenó que todo lo que se iba a gastar en ese banquete se empleara en darles ayudas a los pobres y en llevar remedios para los enfermos más necesitados de los hospitales.
Uno de los primeros decretos del nuevo Pontífice fue, para que los obispos residiesen en sus diócesis y los párrocos en sus parroquias, con pena de severos castigos. San Pío V se ocupó con el mismo celo de purificar la curia; de promulgar leyes contra la prostitución, que de prohibir las corridas de toros.
Las penas que decretó San Pío V contra las violaciones del orden moral eran tan severas, que sus enemigos le acusaron de que quería convertir a Roma en un monasterio.
Durante su pontificado, se terminó el catecismo que el Concilio de Trento había mandado redactar y el santo Pontífice mandó traducirlo inmediatamente a varias lenguas. Igualmente impuso a los párrocos la obligación de impartir instrucción religiosa a los niños y jóvenes. Aunque San Pío V era más bien conservador, se adelantó a la mayoría de sus contemporáneos en la importancia que atribuía a la instrucción en el caso del bautismo de los adultos.
El Breviario y Misal Romanos
El nuevo Breviario fue publicado en 1568, contiene el rezo litúrgico de todo el año; en él se omitían las fiestas y extravagantes leyendas de algunos santos; y se daba su verdadero lugar a las lecciones de la Sagrada Escritura, con esto reafirma la uniformidad de la Oración Canónica.
El nuevo Misal, que apareció dos años más tarde, restableció muchas costumbres antiguas y adaptó la vida litúrgica a las necesidades de la época. A San Pío V debió la Iglesia la mejor edición que se había hecho hasta entonces de las obras de Santo Tomás de Aquino, quien fue titulado Doctor de la Iglesia por el mismo Papa.
Bula Quo Primum Tempore
San Pío V codificó la misa para lograr la unidad católica tan necesaria en ese momento y dado que esa nota distintiva del catolicismo es y siempre ha sido de capital importancia, decretó con toda la fuerza de su investidura Pontificia esta la Bula "Quo Primum Tempore", que es un documento Pontificio de gran valor para la defensa de los valores del Tradicionalismo, indica sobre el uso a Perpetuidad de la Misa Tridentina.
El Canon de la Misa que permanece hasta el día de hoy en la verdadera Iglesia Católica es el mismo que celebraban los santos Padres de la Iglesia, los Mártires, los Doctores, los Cruzados, los Misioneros, por ese motivo se le llama La Misa de Siempre. Fue necesario restaurar la Santa Misa a su rito Prístino (original o primero) de los Primeros Padres; tarea santamente asumida por los Papas Pablo IV y San Pío V, con la ayuda de eminentísimos sabios católicos del Concilio de Trento, quienes, tras una gran labor de investigación histórica, verificación y revisión teológica, la presentaron purificada de todo error y alteración sufrida con el tiempo.
Bula Quo Primum Tempore
San Pío V codificó la misa para lograr la unidad católica tan necesaria en ese momento y dado que esa nota distintiva del catolicismo es y siempre ha sido de capital importancia, decretó con toda la fuerza de su investidura Pontificia esta la Bula "Quo Primum Tempore", que es un documento Pontificio de gran valor para la defensa de los valores del Tradicionalismo, indica sobre el uso a Perpetuidad de la Misa Tridentina.
El Canon de la Misa que permanece hasta el día de hoy en la verdadera Iglesia Católica es el mismo que celebraban los santos Padres de la Iglesia, los Mártires, los Doctores, los Cruzados, los Misioneros, por ese motivo se le llama La Misa de Siempre. Fue necesario restaurar la Santa Misa a su rito Prístino (original o primero) de los Primeros Padres; tarea santamente asumida por los Papas Pablo IV y San Pío V, con la ayuda de eminentísimos sabios católicos del Concilio de Trento, quienes, tras una gran labor de investigación histórica, verificación y revisión teológica, la presentaron purificada de todo error y alteración sufrida con el tiempo.
Este rito, definido por San Pío V como el PRÍSTINO (primero u original de la misa) fue proclamado solemnemente en la Bula Quo Primum Tempore y codificado a perpetuidad, como el Rito del Misal Romano que debería ser celebrado en todo el orbe cristiano, sin cambios en su parte esencial o Canon, hasta la consumación de los siglos.
Testimonio de Santidad
San Pío V, parecía un verdadero monje en su modo de vivir, de rezar y de mortificarse. Tenía tres devociones preferidas La Eucaristía (celebraba la Misa con gran fervor y pasaba largos ratos de rodillas ante el Santo Sacramento); el Santo Rosario, que recomendaba a todos los que podía y la Santísima Virgen por la cual sentía una gran devoción y mucha confianza y de quién obtuvo maravillosos favores. El pueblo le profesaba especial veneración por su santidad. Ayunaba en el adviento y durante la cuaresma, aun en sus últimos años de vida, a pesar de sus achaques.Su oración era tan fervorosa, que el pueblo aseguraba que obtenía cuanto pidiese a Dios.
Testimonio de Santidad
San Pío V, parecía un verdadero monje en su modo de vivir, de rezar y de mortificarse. Tenía tres devociones preferidas La Eucaristía (celebraba la Misa con gran fervor y pasaba largos ratos de rodillas ante el Santo Sacramento); el Santo Rosario, que recomendaba a todos los que podía y la Santísima Virgen por la cual sentía una gran devoción y mucha confianza y de quién obtuvo maravillosos favores. El pueblo le profesaba especial veneración por su santidad. Ayunaba en el adviento y durante la cuaresma, aun en sus últimos años de vida, a pesar de sus achaques.Su oración era tan fervorosa, que el pueblo aseguraba que obtenía cuanto pidiese a Dios.
Frecuentemente visitaba los hospitales y asistía personalmente a los enfermos. En su caridad visitó hospitales y se sentaba al lado de la cama del enfermo, consolándoles y preparándolos para morir. Lavó los pies de los pobres y abrazó a los leprosos. San Pío V convirtió a un inglés, simplemente con la santidad y dignidad que trashumaban de él.
Protector de la Iglesia
Los dos grandes problemas de su pontificado fueron la divulgación del protestantismo y las invasiones de los turcos. Contra ambas amenazas trabajó incansablemente; dio nuevo impulso a la Inquisición, que conviene no confundir con otros tribunales nacionales que bajo el mismo nombre actuaban más como instrumentos al servicio del Estado que como instituciones espirituales (por ejemplo: las inquisiciones española, portuguesa y véneta) en un tiempo en el que la unidad de la fe era la mayor garantía de la unidad social y política. Consistía en una comisión permanente de cardenales y prelados bajo la directa dependencia del Papa que tenía por objeto mantener y defender la integridad de la fe católica contra los errores, herejías y falsas doctrinas.
Batalla de Lepanto
En 1571 la cristiandad era amenazada por los turcos (musulmanes). La amenaza se cernía una vez más sobre toda Europa. Los turcos se preparaban para dominarla y acabar con el cristianismo. Ellos salían de Turquía, matando a las poblaciones católicas y anunciando que la Basílica de San Pedro sería el establo para sus caballos.
La situación para los cristianos era desesperada. Italia se encontraba desolada por una hambruna, el arsenal de Venecia estaba devastado por un incendio. Aprovechando esa situación los turcos invadieron a Chipre con un formidable ejército. Los defensores de Chipre fueron sometidos a las más crueles torturas.
El Papa Pio V, buscó la ayuda de líderes europeos y organizó una gran escuadra naval. Antes del inicio de los combates, él pidió que todos los combatientes fuesen a la batalla habiendo hecho antes la confesión y comulgado en la Misa. Además, como el Papa Pío V era miembro de la Orden de Santo Domingo, y consciente del poder de la devoción al Rosario, pidió a toda la Cristiandad que lo rezara y que hiciera ayuno, suplicándole a la Santísima Virgen su auxilio ante aquel peligro.
La superioridad del ejército musulmán era evidente y ellos surgieron delante del ejército católico en un golfo, situado cerca de Grecia cuyo nombre era Lepanto. Esta superioridad, no intimidó a los combatientes católicos. Don Juan dio la señal de batalla enarbolando la bandera enviada por el Papa con la imagen de Cristo crucificado y de la Virgen; y se santiguó. Los generales cristianos animaron a sus soldados y dieron la señal para rezar. Los soldados cayeron de rodillas ante el crucifijo y continuaron en esa postura de oración ferviente hasta que las flotas se aproximaron. Los turcos se lanzaron sobre los cristianos con gran rapidez, pues el viento les era muy favorable, especialmente siendo superiores en número y en el ancho de su línea. Pero el viento que era muy fuerte, se calmó justo al comenzar la batalla. Pronto el viento comenzó en la otra dirección, ahora favorable a los cristianos. El humo y el fuego de la artillería se iba sobre el enemigo, casi cegándolos y al fin agotándolos.
En aquel tiempo las noticias duraban mucho en llegar y Lepanto quedaba muy lejos de Roma. El Papa Pío V, desde el Vaticano, no cesó de pedirle a Dios, con manos elevadas como Moisés. Durante la batalla se hizo procesión del rosario en la iglesia de Minerva en la que se pedía por la victoria. El Papa estaba conversando con algunos cardenales, pero; de repente los dejó, se quedó algún tiempo con sus ojos fijos en el cielo, cerrando el marco de la ventana dijo: "No es hora de hablar más sino de dar gracias a Dios por la victoria que ha concedido a las armas cristianas". Varios días después llegó desde el lejano Golfo de Lepanto, la noticia del enorme triunfo. Estalló en las lágrimas cuando oyó hablar de la victoria que dio al poder turco un golpe del que nunca se recuperó. Este hecho fue cuidadosamente atestado y auténticamente inscrito en aquel momento y después en el proceso de canonización de Pío V.
Las autoridades después compararon el preciso momento de las palabras del Papa Pio V con los registros de la batalla y encontraron que concordaban de forma precisa. Pero la mayor razón de reconocer el milagro de la victoria naval es por los testimonios de los prisioneros capturados en la batalla. Ellos testificaron con una convicción incuestionable de que habían visto a Jesucristo, San Pedro, San Pablo y a una gran multitud de ángeles, espadas en manos, luchando contra Selim y los turcos, cegándolos con humo.
Los cristianos lograron una milagrosa victoria que cambió el curso de la historia. Con este triunfo se reforzó intensamente la devoción al Santo Rosario.
En gratitud perpetua a Dios por la victoria, el Papa Pio V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la fiesta del Nuestra Señora del Rosario, para el 7 de octubre. Y que en la Letanía de Nuestra Señora se colocara esta oración:
“María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros".
El Papa Pío V murió el primero de mayo de 1572, fue beatificado por Clemente X en 1672 y canonizado por Clemente XI en 1712. El cuerpo incorrupto de San Pio V está en la basílica de Santa María la Mayor en Roma.
Autor: Rodrigo Romero - Animador de la PJ San Miguel Arcángel -Dk8
Nominamos a: Carmen Cardozo-Coordinadora de la PJ de Santa María Goretti-Dk1 para el siguiente #SantosChallenge
Venerado hermano, quiera Dios que el celo apostólico, la constante aspiración a la santidad y el amor a la Virgen que caracterizaron la vida de san Pío V sean para todos estímulos a vivir con un compromiso más intenso su vocación cristiana.
De modo especial, quisiera invitar a imitarlo en su filial devoción mariana, redescubriendo la sencilla y profunda oración del rosario.
Mediante el rezo ferviente del rosario, se pueden obtener gracias extraordinarias por intercesión de la Madre celestial del Señor.
San Pío V estaba tan convencido de esto que, después de la victoria de Lepanto, quiso instituir una fiesta específica de la Virgen del Rosario.
Oh Dios,
que te dignaste elegir
por pontífice máximo
al bienaventurado Pío V
para destruir a los enemigos de tu Iglesia,
y para reparar el culto divino,
defiéndenos con tu protección
para que libres de las asechanzas
de nuestros enemigos
gocemos en tu servicio
de una paz perpetua y estable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Autor: Rodrigo Romero - Animador de la PJ San Miguel Arcángel -Dk8
Nominamos a: Carmen Cardozo-Coordinadora de la PJ de Santa María Goretti-Dk1 para el siguiente #SantosChallenge
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