jueves, 23 de abril de 2020

12) San Jeronimo

San Jerónimo - Padre de la Iglesia Latina


San Jerónimo (Eusebius Hieronymus Sophonius) uno de los cuatro Doctores originales de la Iglesia Latina. Padre de las Ciencias Bíblicas y traductor de la Biblia al Latín. Fue proclamado doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por el Papa Bonifacio VIII.

Su vida

Nació en Estridón - Dalmacia hacia el año 347; estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el Bautismo cristiano.

En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso profesor de su tiempo, Donato, el cual hablaba el latín a la perfección, pero era pagano. Esta instrucción recibida de un hombre muy instruido pero no creyente, llevó a Jerónimo a llegar a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos. Pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes autores latinos, y a los autores griegos, pero no dedicaba tiempo a leer libros religiosos que lo pudieran volver más espiritual.

En una carta que escribió a Santa Eustoquia, San Jerónimo le cuenta el diálogo aterrador que sostuvo en un sueño o visión. Sintió que se presentaba ante el trono de Jesucristo para ser juzgado, Nuestro Señor le preguntaba:

"¿A qué religión pertenece?

Él le respondió:

"Soy cristiano – católico"

y Jesús le dijo:

"No es verdad. Que borren su nombre de la lista de los católicos. No es católico sino pagano, porque sus lecturas son todas paganas. Tiene tiempo para leer a Virgilio, Cicerón y Homero, pero no encuentra tiempo para leer las Sagradas Escrituras"

Se despertó llorando, y en adelante su tiempo será siempre para leer y meditar libros sagrados, y exclamará emocionado:

"Nunca más me volveré a trasnochar por leer libros paganos"

A veces dan ganas de que a ciertos católicos les sucediera una aparición como la que tuvo Jerónimo, para ver si dejan de dedicar tanto tiempo a lecturas paganas e inútiles (revistas, novelas) y dedican unos minutos más a leer el libro que los va a salvar, la Sagrada Biblia.

Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordeno presbítero.

Casi de 40 años Jerónimo fue ordenado de sacerdote.

Su labor en las altas esferas de Roma

Los obispos de Italia tenían una gran reunión o Concilio con el Papa, y habían nombrado como secretario a San Ambrosio. Pero este se enfermó, y entonces se les ocurrió nombrar a Jerónimo. Y allí se dieron cuenta de que era un gran sabio que hablaba perfectamente el latín, el griego y varios idiomas más. El Papa San Dámaso, que era poeta y literato, lo nombró entonces como su secretario, encargado de redactar las cartas que el Pontífice enviaba.

Pero sus altos cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta clase social le trajeron envidias y rencores.

Toda la vida tuvo un modo duro de corregir, lo cual le consiguió muchos enemigos. Con razón el Papa Sixto V cuando vio un cuadro donde pintan a San Jerónimo dándose golpes de pecho con una piedra, exclamó:

"¡Menos mal que te golpeaste duramente y bien arrepentido, porque si no hubiera sido por esos golpes y por ese arrepentimiento, la Iglesia nunca te habría declarado santo, porque eras muy duro en tu modo de corregir!".

Sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no aceptaban el modo fuerte que él tenía de conducir hacia la santidad a muchas mujeres que antes habían sido fiesteras y vanidosas y que ahora por sus consejos se volvían penitentes y dedicadas a la oración, dispuso alejarse de allí para siempre y se fue a la Tierra Santa donde nació Jesús.



El gran traductor de las Sagradas Escrituras

Fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica donde por encargo del Papa Dámaso I vivió dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras del Griego y del Hebreo al Latín, revelándose como insigne doctor.

Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo tenían muchas imperfecciones de lenguaje y varias imprecisiones o traducciones no muy exactas.

Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma toda la Santa Biblia.

La traducción al Latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata (de vulgata editio, edición para el pueblo), y publicada en el siglo IV de la era Cristiana, fue declarada en 1546 - por la Iglesia Católica en el Concilio de Trento - la versión única, auténtica y oficial de la Biblia para la Iglesia latina, hasta la promulgación de la Nova Vulgata, en 1979, el que ahora es el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica.



Su vida en Belén

Sus últimos 35 años los pasó San Jerónimo en una gruta, junto a la Cueva de Belén. Varias de las ricas matronas romanas que él había convertido con sus predicaciones y consejos, vendieron sus bienes y se fueron también a Belén a seguir bajo su dirección espiritual. Con el dinero de esas señoras construyó en aquella ciudad un convento para hombres y tres para mujeres, y una casa para atender a los peregrinos que llegaban de todas partes del mundo a visitar el sitio donde nació Jesús.

Se cuenta que una noche de Navidad, después de que los fieles se fueron de la gruta de Belén, el santo se quedó allí solo rezando y le pareció que el Niño Jesús le decía:

"Jerónimo ¿qué me vas a regalar en mi cumpleaños?"

Él respondió:

"Señor te regalo mi salud, mi fama, mi honor, para que dispongas de todo como mejor te parezca"

El Niño Jesús añadió:

"¿Y ya no me regalas nada más?"

"Oh mi amado Salvador - exclamó el anciano - por Ti repartí ya mis bienes entre los pobres. Por Ti he dedicado mi tiempo a estudiar las Sagradas Escrituras... ¿qué más te puedo regalar? Si quisieras, te daría mi cuerpo para que lo quemaras en una hoguera y así poder desgastarme todo por Ti"

El Divino Niño le dijo:

"Jerónimo: regálame tus pecados para perdonártelos"

El santo al oír esto se echó a llorar de emoción y exclamaba:

"¡Loco tienes que estar de amor, cuando me pides esto!"

Y se dio cuenta de que lo que más deseaba Dios que le ofrezcamos los pecadores es un corazón humillado y arrepentido, que le pide perdón por las faltas cometidas.

El león del desierto

El siglo IV después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figuras de santos : Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo entre ellos.

Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo.

Jerónimo es una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa.

Con tremenda energía escribía contra los herejes que se atrevían a negar las verdades de nuestra santa religión. Muchas veces se extralimitaba en sus ataques a los enemigos de la verdadera fe, pero después se arrepentía humildemente.

La huida de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “ león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos.



Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.

Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas.

Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y bíblica.

Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tanto que la larga lista de los hombres ilustres de los que hizo un breve pero precioso resumen termina con un capítulo dedicado a él mismo.

De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente , a los 72 años descansó en la paz del Señor, en Belén (420) .

Legado de San Jerónimo: cómo interpretar la Biblia.

Un criterio metodológico fundamental en la interpretación de las Escrituras era la sintonía con el magisterio de la Iglesia.

Por nosotros mismos nunca podemos leer la Escritura. Encontramos demasiadas puertas cerradas y caemos en errores. La Biblia fue escrita por el Pueblo de Dios y para el Pueblo de Dios, bajo la inspiración del Espíritu Santo.

Solo en esta comunión con el Pueblo de Dios podemos entrar realmente en el “nosotros” en el núcleo de la verdad que Dios mismo nos quiere decir.

Para él una auténtica interpretación de la Biblia tenía que estar siempre en armonía con la fe, la fe de la Iglesia Católica.

La lectura de la Escritura lleva al Santo a entregarse a los demás: es necesario vestir a Cristo en los pobres, visitarle en los que sufren, darle de comer en los hambrientos, cobijarle en los que no tienen un techo.

La Palabra de Dios indica al hombre las sendas de la vida, y le revela los secretos de la santidad.


Frases célebres.

"Ama la Sagrada Escritura, y la Sabiduría te Amará; Ámala tiernamente, y te custodiará; Hónrala y recibirás sus caricias"

“ Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”

“¿Cómo es posible vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través de las cuales se aprende a conocer al mismo Cristo, que es la vida de los creyentes?”




Y, tú…¿Dejarás que Dios guíe tu camino a la Santidad a través de las Sagradas Escrituras?¿Te dejarás custodiar por ella?


Te dejamos el siguiente enlace, para que sigas conociendo a este gran Santo por medio de sus escritos:

https://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/oficio_lectura/fechas/septiembre_30.htm



¡Oh San Jerónimo, que en tu vida mortal acogiste la mirada misericordiosa del Señor, y con el apoyo maternal de María Santísima fuiste renovado en la vida de la gracia, danos tu protección y alcánzanos de Dios una sincera conversión al Evangelio de la Salvación!

¡Oh San Jerónimo, tú que has sido para huérfanos y necesitados una verdadera llama del amor divino, aliviándolos en sus miserias y penalidades, haz que, por tu ejemplo, aprendamos a acoger también nosotros a nuestro prójimo con la misma caridad con la que Cristo nos ha amado!

¡Oh San Jerónimo, que a lo largo de tu vida has revelado a los hombres la misericordia y la ternura de Dios, acogiendo a niños y jóvenes y enseñándoles el camino del cielo, acoge y guía también a nuestra juventud y protégela de todo mal!

¡Oh San Jerónimo, que en tu vida mortal, como buen Samaritano, has asistido con amor de padre a toda persona enferma de alma o cuerpo, socorre con tus oraciones y con tu paternal intercesión a todos nuestros hermanos enfermos, dándoles la fuerza y el valor necesario para aceptar y vivir en la fe este momento de dolor, y para que puedan verse pronto libres de la enfermedad; y, recuperada la paz y la salud, puedan alabarte en tu Santo templo!


Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo.


Amén



Autor: Liliana Lanoza - Representante de la PJ Caacupemí - Dk3

Nominamos a: Fernanda Urdapilleta - Sub coordinadora del Decanato 6, para el siguiente #SantosChallenge




Imagen de Aciprensa

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