lunes, 20 de abril de 2020

9) Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús - Primera mujer doctora de la Iglesia





Fue una mística española, escritora y reformadora de la orden carmelita. Fue una figura influyente y fundamental de su generación.

Santa Teresa (Teresa de Cepeda y Ahumada) nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515. Sus padres eran católicos piadosos y de alguna manera inspiraron a su hija a llevar una vida de oración.

Cuando era niña, Santa Teresa mostró signos de una naturaleza profundamente religiosa; ella a menudo se retiraba en silencio para orar y disfrutaba dando limosna a los pobres. Ella estaba muy cerca de su madre, quien le proporcionó un cálido contrapeso a la severidad de su padre. Sin embargo, en su adolescencia, la madre de Teresa falleció, dejando a la joven Teresa angustiada por el vacío que sentía. La joven Santa Teresa de Ávila cuenta su desesperación y cómo recurrió instintivamente a la Virgen María en busca de consuelo.

Durante sus últimos años de adolescencia, Santa Teresa de Ávila perdió parte de su piedad y celo religioso. Ella comenzó a interesarse en asuntos mundanos y disfrutó de la compañía de un amplio círculo de amigos. Tenía un encanto natural y le resultaba fácil hacer amigos. A cambio, disfrutaba de los cumplidos y las amistades de los demás. Sin embargo, ella no estaba en paz

Cuando Santa Teresa de Ávila era una adolescente y estando en un internado religioso, se enfermó gravemente. En este momento, afirmó tener experiencia en éxtasis religioso y haber creado una unión perfecta con Dios.



Santa Teresa de Ávila se fugó de su casa

Cuentan que a los 7 años, Santa Teresa de Ávila convenció a su hermano Rodrigo para que se fugase con ella de casa y se fuera con ella a tierra de moros, buscando el martirio.
La fracasada intentona da muestra de la religiosidad que marcó su infancia y también de su carácter enérgico y su fuerte voluntad.

Su siguiente fuga no se quedaría en intento. En 1535, ante la negativa de su padre para concederle el permiso paterno para ingresar en el convento de las carmelitas de la Encarnación, Santa Teresa se iría de casa para tomar los hábitos y hacer los votos. No sin pena, como ella misma relató:


"Aquel día, al abandonar mi hogar sentía tan terrible angustia, que llegué a pensar que la agonía y la muerte no podían ser peores de lo que experimentaba yo en aquel momento.  El amor de Dios no era suficientemente grande en mí para ahogar el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos". 

Teresa tenía 20 años.




Santa Teresa de Ávila era adicta a las novelas y a la coquetería

Había sido su propio padre, sin embargo, el que primero la llevó a un convento. A los 13 años Santa Teresa de Ávila se había quedado huérfana de esa madre con quiencompartía confidencias, devociones y su gusto por la lectura. De las vidas de santos, había pasado a los libros de caballerías y de en ellos aprendió a galantear con sus primos.

Santa Teresa de Ávila recordaba: 

"Comencé a pintarme y a buscar a parecer y a ser coqueta". 

Su padre, preocupado, decidió entonces internarla en el convento de las Agustinas de Gracia de Ávila, donde se educaban doncellas nobles. 

Una grave enfermedad obligaría a Santa Teresa de Ávila a salir del convento. Nada se sabe de esta dolencia a la que la santa solo se refirió con la frase:

"Me dio una gran enfermedad, por la cual tuve que regresar a la casa de mi padre". 

Durante su convalecencia, su tío don Pedro de Cepeda le dio a leer las Epístolas de San Jerónimo que le harían decidirse por tomar los votos y entrar en las carmelitas. 

Le hicieron un funeral, pero no se murió.

En el convento de la Encarnación vivió feliz 27 años, siendo siempre, eso sí, el centro de la atención y el afecto de familia, monjas y seglares.

Santa Teresa de Ávila debía ser una mujer hermosa, de cuerpo frágil y dotada de una espiritualidad fuera de lo común. En 1538 cae de nuevo enferma. Ante el fracaso de los médicos, su padre le lleva a una curandera cuyo tratamiento deja a la enferma medio muerta, relata Montserrat Izquierdo en su obra "Teresa de Jesús. Con los pies descalzos" 

Un año después, un paroxismo la llevará a las puertas de la muerte. En el convento de la Encarnación le prepararon su sepultura y hasta celebraron un funeral, según relata Izquierdo. Sin embargo, cuatro días después, volvió en sí y pidió que la llevaran de vuelta al convento. 

En la enfermería del monasterio pasará tullida casi cuatro años hasta verse curada, según su propia confesión, por la intercesión de san José, apunta la escritora.

Su conversión ocurrió a los 40 años

Los años siguientes fueron los más oscuros para Santa Teresa de Ávila, que abandonó la oración en 1542 y un año después salió del convento para cuidar a su padre. Moriría en aquella Navidad y a su regreso, Teresa pasaría diez años más entre estados de desesperanza y periodos de oración hasta que en 1554, cuando rondaba los 40 años, tuvo lugar su conversión definitiva ante un Cristo llagado.


Ese día nace Santa Teresa de Jesús y comienza la segunda etapa de su vida. La de su fecundidad espiritual, mística y literaria. La etapa de fundadora, subraya la filóloga especialista en la figura de Santa Teresa.


Se trataba con santos y el demonio le tentaba

De entonces son sus primeras visiones y sus temores de estar siendo engañada por el demonio. Su encuentro en 1560 con el santo franciscano Pedro de Alcántara resultó providencial para alcanzar la paz.

Poco antes había tenido oportunidad de conocer a Francisco de Borja, que también sería santo, y años después mantendría una estrecha relación con San Juan de la Cruz.




Una espada de un ángel atravesó el corazón de Santa Teresa de Ávila.

Santa Teresa de Ávila comenta, que en una de sus éxtasis, sucedió lo siguiente:

"Vi un ángel que venía del tronco de Dios, con una espada de oro que ardía al rojo vivo como una brasa encendida, y clavó esa espada en mi corazón. Desde ese momento sentí en mi alma el más grande amor a Dios".

Desde entonces para Santa Teresa de Ávila ya no hay sino un solo motivo para vivir: demostrar a Dios con obras, palabras, sufrimientos y pensamientos que lo ama con todo su corazón. Y obtener que otros lo amen también.
Más tarde, al hacer la autopsia del cadáver de la santa encontraron en su corazón una cicatriz larga y profunda.

En veinte años fundó 16 conventos.

El 24 de agosto de 1562 el Papa Pío IV le concedió su traslado con cuatro monjas al pequeño convento de San José de Ávila. La reforma del Carmelo se ponía en marcha. Apoyada por el general de la Orden del Carmen, recorrió todos los caminos de España fundando conventos. Fueron 16 en apenas 20 años: Ávila, Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas de Segura, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria, Granada y Burgos. No pudo cumplir su deseo de fundar un convento en Madrid.

Escribiendo sin parar: 8 libros y medio millar de cartas

En esos últimos 20 años de su vida escribió Santa Teresa el "Libro de la Vida", "Camino de perfección", "Meditaciones sobre los Cantares", "Moradas del castillo interior", "Exclamaciones", "Fundaciones", "Visita de Descalzas", las Constituciones para sus monjas, poesías y medio millar de cartas además de 66 Cuentas de conciencia para sus confesores.

Ella no podía predicar, pero sí podía decir lo que pensaba a través de las cartas, en las que no sólo se hablaba de su relación con Dios.



Santa Teresa murió el día 14, la enterraron en 24 horas; pero entonces era ya día 15.

En septiembre de 1582, Santa Teresa de Jesús llegó al monasterio de Alba de Tormes muy enferma.

"En fin, muero hija de la Iglesia"

Pronunció antes de fallecer.
Era el 4 de octubre, el día que entraba en vigor el calendario gregoriano. A Santa Teresa la enterraron 24 horas después, el 15 de octubre.


El cuerpo de Santa Teresa fue enterrado 3 veces.

La enterraron allí mismo, en el convento de Alba de Torres aunque antes de que se cumpliera el año se procedió a la primera exhumación del cuerpo, que se encontró incorrupto. El padre Jerónimo Gracián procedió al rito de amputarle una mano que llevó a las carmelitas de Ávila aunque sin el dedo meñique que se quedó para él.

Tres años después del fallecimiento la Orden de los Carmelitas Descalzos mandaron llevar el cuerpo a Ávila así que fue exhumado el 25 de noviembre de 1585 y se trasladó el cuerpo incorrupto aunque sin un brazo que se quedó en Alba de Tormes para compensar la pérdida. La decisión provocó el rechazo de los Duques de Alba, que echaron mano de su poder para recuperar el cuerpo, según relata Nieves Concostrina en "Polvo eres", y lo lograron puesto que Sixto V ordenó el traslado de nuevo a Alba de Tormes. En total se oficiaron tres entierros oficiales.
El cuerpo aún incorrupto de Santa Teresa de Jesús se encuentra hoy en una capilla de la Iglesia de la Anunciación de Nuestra Señora de Alba de Tormes, custodiado por nueve llaves aunque despojado de muchas partes de su anatomía.

En Alba de Tormes se conservan sendos relicarios con el brazo izquierdo y el corazón de la santa, un pie y parte de la mandíbula se encuentra en Roma, la mano izquierda en Lisboa, un dedo en París, aunque la reliquia de la santa que ha tenido una existencia más agitada ha sido la primera mano que se le seccionó.


Santa Teresa de Jesús fue la primera mujer Doctora de la Iglesia.

En 1614, Santa Teresa fue beatificada por Pablo V y en 1622 el Papa Gregorio XV la canonizó junto con San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri.
En 1970, el Papa San Pablo VI proclamó a Santa Teresa de Jesús como la primera Doctora de la Iglesia.


Uno de sus poemas más recordados es:


"Nada te turbe,nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta"



Y vos querido joven, ¿Te animas a dar todo de ti, para que Dios te transforme por completo?






Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de Tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también, te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas, aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios, la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor, porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios, que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios.
Amén.



Autor: Cecilia Torres Coordinadora de la PJ de Virgen del Carmen-Dk5.
Nominamos a: Juan Ortiz Coordinador del decanato 9 para el siguiente #Santoschallenge.




Les dejamos la homilia del Papa San Pablo VI en el cual proclama como Doctora a Santa Teresa. http://www.vatican.va/content/paul-vi/es/homilies/1970/documents/hf_p-vi_hom_19700927.html Imagen sacada de Acrprensa

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